Chiles con sus semillas y esa salsa de pescado tan característica del sudeste asiático que puede encontrarse en muchos comercios de Baires. Como estaba con ganas de trabajar le añadí el jugo de dos limas y una cucharadita de azúcar mascabo.
A los tres días se puede empezar a consumir y el fermentado de la salsa impedirá, por muchísimo tiempo, que los chiles se echen a perder. El punch del picante y el mordiente del aro servirán para añadir como extra a muchos platos o como refuerzo individual a una porción de uno de ellos; evitando las clásicas discusiones que son motivadas por las diferentes tolerancias a la capsaicina.
Dicen que estas salsas de pescado convierten en oro todo lo que tocan y debe ser verdad porque el sabor es puro umami.
