De regreso de un largo viaje por Italia, que incluyó una Venecia casi desierta a causa del covid, un día en el Lago di Garda, una noche en la costa azul y luego de haber cruzado La Provence y sus campos de lavanda, esa mañana arrancamos el viaje intentando coordinar la marcha para llegar a Narbonne a las 13:30, hora en la que teníamos reserva en Les grands Buffets (Aquí), ese restaurante ¨tenedor libre¨ de lujo recomendado por muchos críticos gastronómicos, entre ellos Philippe Regol, y que es muy difícil conseguir lugar, incluso en tiempos de pandemia.

Habíamos intentado otras veces reservar sin éxito, los mas de dos meses de espera, desalentaban cualquier programa.

El lugar, gigante, que ostenta prestigio de la época dorada de la cocina francesa, con colores dorados, sartenes de cobre, y estaciones de cocina en vivo como el ¨canard à la presse¨, ostras, langostas, y 111 variedades de quesos (ostentan la mayor cava de quesos del mundo para un restaurante), y platos como liebre a la Royale – terminados con una lámina de oro – o tournedó Rossini, entre muchos otros.

La estación de foie, con mas de 8 variedades de foie para comer a discreción era una perdición a la que recaí en dos ocasiones. Y 3 en la de quesos.

Postres de los mas variados de la pastelería francesa y una carta de vinos de buena calidad a un precio muy razonables coronaban un servicio tan espectacular como colosal, ya que estando al 100% de ocupación a diario, tanto mediodía como cena, hacen mas de 1000 cubiertos al día.
No suelo ir a comer a lugares donde prima la cantidad, pero en este caso, prima la calidad en cantidades ilimitadas, combinado con un excelente servicio.

