En la bárbara Persia se consiguen unos canelé de primera, casi tan buenos como los de la Courtois.
Lavender un bolichito que sólo despacha para llevar, los hace realmente buenos.
Acaramelados por fuera, con el dulce justo y un muy buen punto de cremosidad en la masa.
En un pais en el que a los postres no escatiman en azúcar, se agradece una pastelería de estilo francés a 3 cuadras de casa
Utilizan manteca para sus croissants, hacen ricos macarons (que mi hija ama), tiran un expreso decente, hacen ricos eclaire y tienen una torta de naranja con chocolate muy bien lograda.
Y, mi perdición, masitas similares a las que se consiguen en Buenos Aires (si, soy una tía, me gusta tomar el té con masas).
Para beber, el chay-e torshi es perfecto para comer dulces: una infusión de flores de hibiscus y cerezas secas, bien ácida y de color rojo subido.



