La Cocina Argentina – Parte 3 de 6

Tercera parte, La imagen de la Cocina Argentina para los extranjeros. Que creen que somos? Que esperan comer cuando vienen? es lo que queremos ofrecerle? De quien es la culpa?

PARTE 3 – Nuestra Imagen en el extranjero

Para entender la imagen gastronómica de Argentina, no debemos opinar acerca de que es lo que entendemos como tal, sino analizar datos, la información está ahí, en los turistas, en la gente que no es del medio gastronómico, es cuestión de leerla, pero ojo, hay que hacerlo con la mayor objetividad posible y sin dejarnos llevar por lo que queremos creer.

Y ahí tenemos dos reflejos de la misma realidad…  o mejor dicho dos imágenes diferentes: la que tienen en el exterior de la gastronomía argentina, y la que tiene el argentino no gastronómico de la gastronomía local. Un ejemplo: por más que insistamos y estemos convencidos que la jibia es riquísima y es un producto que podemos utilizar hasta en milanesa, el argentino promedio en un  test de multiple choice, señalaría que la jibia es una herramienta de carpintería por sobre otras opciones (con eso quiero decir, que lo que para nosotros es obvio, el público tal vez tenga otra percepción diferente). Escuchemos al cliente.

Imagen: El publico Exterior e interior.

Nuestra Imagen en el extranjero

Es sabido que la cocina de un país no se resume en un conjunto de recetas agrupadas en libros o cuadernos. Su tejido está constituido por los productos, condimentos, procedimientos, reglas, valores sociales y las formas simbólicas que comparte y consideran propias los miembros de un grupo. Ese conjunto de individuos conforma un grupo de comensales que puede identificar si los sabores se identifican con lo acostumbrado. Los recetarios proporcionan un paradigma indiciario que nos permite acceder al conocimiento de prácticas y discursos sobre la cocina y la sociedad de la que forman parte. Es por ese motivo que los países que buscaron el reconocimiento de la OEA para sus gastronomía (Perú, México, Francia. Mediterráneo, etc.), investigaron y confeccionaron detallados informes con esos recetarios. Para dar un ejemplo el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes mexicano rescató y publicó sesenta volúmenes en la colección titulada “Recetarios Indígenas y Populares”.

El turismo en Argentina se concentra en Buenos Aires, luego siguen muy de lejos Mendoza y Patagonia.

El extranjero que visita nuestro país, le llama la atención el tango, Maradona (o Messi), la historia de Evita, y el combo asado / Malbec. Está claro que La Brigada y La Cabrera son destinos obligados de cualquier turista, y manejan un volumen de turistas muy por encima de cualquier otro restaurante, incluso restaurantes más caros, o con menú degustación con productos locales, técnicas europeas, y una calidad en el servicio de las más altas a nivel regional.

Aunque tentado a hacer conclusiones, u omitir opiniones personales, seguiré siendo objetivo, ya que en este punto no importa lo que yo piense, sino lo que el público ve. No importa que el Torrontés de Salta venga cosechando premios a nivel mundial, o que el Cabernet Franc está ganando terreno a paso firme: la «imagen» actual para el público externo es que Argentina es Malbec. Punto.

Otros países, como España, han logrado de la mano de la gastronomía, tener un turismo record (de sus 60 millones de visitantes al año) donde más de un 10% lo hacen primariamente por motivos gastronómicos, es decir, que solo por su gastronomía, capta más turistas que nosotros como país (Argentina tiene un promedio de menos de 6 millones de turistas anuales, 10 veces menos que España)

Mañana continuaremos con nuestra imagen a nivel interno, que es lo que el argentino promedio piensa de nuestra gastronomía

Christian Sala

Nací en la Capital Federal hace poco más de cuatro décadas y soy cocinero, fotógrafo, consultor, viajero por profesión y turista accidental por vocación. He vivido y trabajado en cocinas de lugares rutinarios y en otros increíbles o meramente improbables. Me gusta compartir lo que hago y por eso saco fotos, charlo con mis amigos en largas sobremesas y algunas veces escribo. Para dejar constancia de lo que me gusta y también para saber dónde estoy parado, porque las cosas cambian. Quizás no hoy pero tal vez mañana, o quizás pasado.
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