En casa casi siempre cocino yo. Pese a que mi señora también estudió gastronomía y que por motivos de laburo la rutina no es una palabra que está presente en mis actividades, una ley implícita se fue afianzando en nuestra relación (sin que haya sido propuesta por ninguno) me adjudica el protagonismo a la hora de alimentarnos.
Asimismo, ella no se aleja de la cocina. Mas metódica y estructurada, es quien se encarga siempre de muchas otras preparaciones. La pastelería nos la distribuimos espontáneamente, dependiendo el ánimo del momento, pero vaya a saber por que razón, me fue desplazando de la panadería (pese a que me gusta mucho), y es ella quien se encarga de hacer todo tipo de panificados, sean con masa madre o con levadura.
Inicialmente pensé en presentar la receta de estas figacitas de manteca, como una receta «muy fácil de hacer», pero corría el riesgo que ella interprete esa cualidad como un subestimación de su trabajo, por lo que diré que «esta compleja receta, resulta increíblemente fácil cuando es preparada por unas manos que derrochan pericia y entusiasmo».
INGREDIENTES | CANTIDADES |
Harina 000 | 1000 gr. |
Sal | 20 gr. |
Levadura | 25 gr. |
Manteca | 200 gr. |
Extracto de malta | 5 gr. |
Azúcar | 30 gr. |
Agua (mineral o envasada, no de la canilla) | 600 gr. |
Procedimiento:
- Hacer una masa tierna con todos los ingredientes, incorporando la manteca pomada al final del amasado.
- En caso de no tener levadura fresca, utilizar medio sobre de levadura seca.
- Nunca mezclar directamente la sal con la levadura.
- Dejar levar (Puntear).
- Cuando doble el volumen, desgasificar y bollar (se puede bollar a mano o estirar con palote y cortar con cortante redondo, ovalado o rectangular.
- Dejar fermentar y hornear a 180°C hasta que esten cocidas pero no doradas, ya que la idea es que estén blanquitas y tiernas