Bocas Abiertas, un festival que crece año a año

Actualmente, muchos restaurantes “salen a la calle”, y le dan al público la posibilidad de probar sus creaciones, obviamente sin las mismas comodidades, pero a un precio mucho más accesible.

En Buenos Aires, los eventos gastronómicos al aire libre (o en predios cerrados), vienen creciendo en cantidad y calidad en los últimos años. Hace 8 años, las opciones no eran demasiadas, salvo algún evento benéfico que incluía a la gastronomía como parte de la atracción, el resto se dividía entre diferentes ferias municipales con poca difusión, donde solo accedían locales, o festivales en el interior con una temática más acotada: Festival del Asado con cuero, del Salame, etc.

Actualmente, muchos restaurantes “salen a la calle”, y le dan al público la posibilidad de probar sus creaciones, obviamente sin las mismas comodidades, pero a un precio mucho más accesible. Esta tendencia está creciendo de tal manera, que por ejemplo hoy, en CABA y GBA se superpusieron unos cuantos eventos: Picurba (City Bell), Al Dente (Italiano en Palermo), Festival de las colectividades (en el Planetario), Lucullus (francés en el hipódromo de Palermo) y Bocas Abiertas (en San isidro). Si a eso sumamos las promociones como la BA Food Week, vemos que muchos restaurantes tuvieron que hacer un gran esfuerzo para poder participar en al menos uno de esos eventos.

Si bien hay suficiente público para todos, sería interesante que el calendario para este tipo de eventos sea un poco más organizado. Algo que no solo le permitiría a los “foodies” visitar más eventos, sino ayudaría los gastronómicos a participar en más eventos en el año, sin tener que hacer malabares con la logística y producción.

Aprovechando las cercanías y que participaban varios amigos y conocidos, nos acercamos a Bocas Abiertas, un evento que empezó hace apenas 3 años con los restaurantes del Bajo San Isidro y que año a año fue creciendo hasta incluir restaurantes de todo el partido más muchos otros invitados. Además hubo charlas, clases de cocina, y hasta un sector denominado “El Mercado” donde muchos productores ofrecían sus productos.

La comida
Con más de 40 puestos de comida, y una oferta de 3 platos por puesto, nos iba a resultar difícil llegar a probar todo, por lo que elegimos medio al azar sin dejar de ir a algunos clásicos de la zona.

Arrancamos en el puesto de Martin Lukesch, un graduado del Ott quien abrió hace poco su puertas cerradas en zona norte llamado “KNOCK”. El plato que elegimos fue una Trucha (a baja temperatura) con arvejas frescas, pickle de cebolla y una emulsión de limón ($70.-) La trucha (originarias de un criadero de El Bolsón) estaba perfecta en el punto y la combinación de sabores eran contundentes. El tamaño era correcto. Si le buscamos el detalle, las arvejas estaban bastante frías (pero sabemos que el control bromatológico era implacable y permanente, por lo que servir las arvejas a temperatura ambiente no era una opción). Seguramente lo visitaremos en el a puertas cerradas pronto.

Seguimos con el Sandwich de Asado de Felicitas Pizarro. Luego de vencer el prejuicio de cocinero, ya que no era mi intención detenerme en ese puesto argumentando oportunismo mediático, falta de experiencia en restaurantes, y ese tipo de cosas que muchos gastronómicos pensamos, nos acercamos al puesto para pedir el afamado sándwich. La descripción era: Tapa de asado braseada con vino tinto, chimichurri y salsa criolla ($70.-) En un pan sabroso, crocante pero tierno, una muy buena cantidad de carne, vegetales, chimichurri y salsa desbordaba con una textura uniforme, ya que todo estaba mezclado. Muy buen sabor, la carne desmechada, jugosa, la acidez del chimichurri y los vegetales estaban equilibrados y el plato muy bien ejecutado. Desde el primer día (yo había estado el día jueves antes de la inauguración) la mediática cocinera estuvo laburando en el armado, atendiendo y cocinando todo el tiempo. A veces hay que romper los prejuicios y dejar que el tiempo decida.

Seguimos con unas albóndigas de cerdo vietmanitas con arroz (MON NGNON THIT LON) ($50.-) de Captain Cook. La chef Marta Ramírez, al frente del stand, terminaba personalmente cada uno de los platos que servían, con una variedad de salsas desde chiles dulces a picantes de gran intensidad. Elegimos unas con salsa de chiles dulces y otras con salsa picante (picante de verdad) que combinaban muy bien con las albóndigas de textura fina y sabores profundos. Dim Sun (China) y curry de cordero (Thai) eran las otras propuestas que ofrecía.

Continuamos con unas mollejas crocantes con cebollas y almendras ($70.-) de Alo’s. Las mollejas estaban bien crocantes, sabrosas, unas almendras peladas en un puré de cebolla suave y cremoso. Muy rico aunque un poco de acidez hubiera contrastado y realzado las mollejas, y las migas del pan que terminaban el plato hubieran mejorado si las horneaban o salteaban con manteca.

Ya sin más espacio para seguir comiendo, nos acercamos al puesto comandado por Luciano García, del Ott, quien no dudó en recomendarnos el Lingote de chocolate con creme brulee de pistachos y base de biscuit ($50.-). Creo que no había mejor manera de cerrar la visita. Texturas contrastantes, calidad de ingredientes, balance de sabores y dulzor. En mi opinión, Luciano, de seguir trabajando y creciendo profesionalmente como hasta ahora (lo vengo siguiendo desde hace una década), se perfila para ser en el futuro unos de los referentes de la pastelería argentina.

El Mercado
Para cerrar, fuimos al sector del mercado. Hongos, aceites, chutneys, mermeladas, embutidos, quesos de diferentes lados, plantines, vegetales, semillas, panes, arándanos y muchos otros productos de productores conocidos por todos y algunos otros que están arrancando. Nos hicimos de algunos productos que ya probaremos en la semana, (quesos, longaniza de jabalí y algunos chutneys)

Las Contras
Algo para corregir en futuras ediciones, es sobre la venta de bebidas. Con dos puestos expendedores de tickets para luego cambiarlos por tragos, vinos, agua o café, las largas colas eran permanentes en ambos puestos, haciendo tedioso y sacando las ganas de tomar algo por no perder 20 minutos o más para hacerse de un ticket.
En cuanto al valor de la entrada, siempre opine que en estos eventos, debiera ser gratuita o a lo sumo, simbólica. En este caso era de $50.- por persona para un día, o de $100.- un pase por los 4 días que duraba el evento. Si bien el valor es como el de un cubierto en un restaurant, el objetivo es utilizar lo recaudado para la compra de un terreno donde se construirá una escuela de capacitación gastronómica dirigida a comunidades de barrios de emergencia, algo noble que justifica cualquier precio que tenga la entrada. Inevitable la congestión de transito e inconvenientes para estacionar, no opacaron el éxito de un evento que viene creciendo año a año.

Mollejas de Alos

Bocas Abiertas, un festival que crece año a año - Un sitio de gastronomía - septiembre 27, 2015

Albondigas de Captain Cook

 

Bocas Abiertas, un festival que crece año a año - Un sitio de gastronomía - septiembre 27, 2015

Lingote de Chocolate – Almacen Ott

 

Bocas Abiertas, un festival que crece año a año - Un sitio de gastronomía - septiembre 27, 2015

Trucha de Knock

Bocas Abiertas, un festival que crece año a año - Un sitio de gastronomía - septiembre 27, 2015

Asado de Felicitas

Bocas Abiertas, un festival que crece año a año - Un sitio de gastronomía - septiembre 27, 2015

Christian Sala

Nací en la Capital Federal hace poco más de cuatro décadas y soy cocinero, fotógrafo, consultor, viajero por profesión y turista accidental por vocación. He vivido y trabajado en cocinas de lugares rutinarios y en otros increíbles o meramente improbables. Me gusta compartir lo que hago y por eso saco fotos, charlo con mis amigos en largas sobremesas y algunas veces escribo. Para dejar constancia de lo que me gusta y también para saber dónde estoy parado, porque las cosas cambian. Quizás no hoy pero tal vez mañana, o quizás pasado.
Otras notas de Christian Sala
Libros