
Tomillo, romero, pimentón y cúrcuma como condimentos. Morcilla (la mía era una impresionante de Ambiorix que me regalo Mario Sorsaburu) garbanzos y rodajas de tomate después del rehogado del arroz. Recipiente de barro es lo que indica la tradición, pero como no tengo utilice uno precioso de hierro negro. Caldo de puchero, en mi caso reforzado por una demiglass del cocinero enciclopedista de Carmen Boedo.

Hice, para el rulo que va arriba de todo, una mayonesa con ajo, un trozo de la morcilla y un toque de siracha. Si se quiere se puede dejar descansar varias horas antes de comerlo. Es uno de los arroces más sabroso, pero no garpa porque es sencillo y no lleva todos esos mariscos caros que hacen poner los ojos en blanco a los foodies.